viernes, 22 de julio de 2011

HACIENDO HISTORIA


Ayer me metí una sesion de internet viendo el tour a traves del ordenador ya que me pilla en horario de trabajo pero ya que mi trabajo es estar delante del ordenador todo el dia me abro una segunda pantalla y trabajo a la vez que veo la retrasmision, siempre lo hago en cada carrera pequeña o grande mi pasion por el ciclismo esta a niveles indescriptibles. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto viendo ciclismo, y eso que me lo trago prácticamente todo, disfruté mucho. Porque a los que nos gusta esto, los que no somos aficionados de pancarta, nos pirran las etapas grandes y buenas sea quien sea el protagonista y el ganador. Ayer disfrutamos con Schleck II, que fue valiente, inteligente, supo aprovechar la falta de entendimiento para hacer hueco decisivo y supo administrarlo tirando de clase hasta llegar a la meta del Galibier en una victoria de esas que se recuerdan. Disfrutamos con la defensa y los arrestos que le puso Evans, al que todo el mundo le tachará de gris, soso, incomunicativo y lo que se quiera, pero que ha demostrado día tras día que es el tipo más listo y eficaz del Tour. Mínimo desgaste, o el imprescindible, y máximo beneficio, porque es muy probable que gane el domingo en París. Si lo consigue se va a descojonar -perdón por el palabro- de medio planeta. Y como todo el mundo hemos visto a un Contador distinto al acostumbrado, que no carbura ni por asomo como en años anteriores por mucho que los dos días anteriores tirase bengalas en los puertos de segunda y se la jugara en las bajadas. El Galibier, como el algodón, no engaña. Lo corroborarán los fisiólogos y preparadores, pero la historia dice que hacer un doblete Giro-Tour en el mismo año, sólo está en la mano de los más grandes.

En seis horas he disfrutado de la competición, las diferencias, los ataques, la defensa, de los paisajes de los Alpes que nos embelesan a todos, le he quitado la voz a los altavoces a ratos -ya lo siento, pero el turuturú de Periquin y el in-creíble y bravo Alberto de Carles ya me superan un poco-,y he flipado con los miles y miles y miles de personas que van a ver el Tourin situ. Vale que es gratis y que no cobran entrada, pero imagino que el personal no se hace cientos o miles de kilómetros para perderse en una autocaravana por las montañas para beberse cervezas sin parar al sol y ver pasar a los ciclistas fiuuu-fiuuu en 20 segundos. Toda esa gente-como los miles que se agolpan en las cunetas en las clásicas y muchas carreras más- vive y siente el ciclismo, un deporte que aunque a más de uno le jorobe está vivo.

Ahora sólo falta que el lunes, cuando ya se haya terminado el Tour, no venga L`Equipe y nos lo jorobe todo con un positivo. Toquemos madera.

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