lunes, 26 de abril de 2010

EL CINISMO DEL DOPAJE


El Dopaje en el deporte es una lacra, es cierto. Debe de evitarse a toda costa, sobre todas las cosas por la salud del deportista y secundariamente por que proporciona ventajas en la competición. Según mi opinión, el actual problema del dopaje, es el exceso de profesionalización del deporte, las exigencias actuales de espectáculo, los contratos multimillonarios que genera el deporte-espectáculo y las terribles audiencias televisivas del mismo, que llevan al deportista a exigirse a sí mismo, más de lo que puede dar. Pero en realidad, ese esfuerzo se lo está exigiendo el público. El mismo público que no perdona al deportista un error. En la actualidad, el espectador está exigiendo al atleta que corra con las manos atadas a la espalda... y que no se caiga. El deporte-espectáculo se basa en la visión placentera del sufrimiento del hombre, reconozcámoslo. Y el atleta, presionado por patrocinadores, jaleado por aficionados ...que no perdonan un error, ...que no ven más que la victoria o la derrota, ...que no aceptan sino épica pura ante sus ojos, es muy fácil que caiga en la tentación de complacerles/complacernos ...siempre, pueda o no pueda. Y es en estos casos cuando a veces comete errores y hace trampas. Ahora recuerdo que a principios de siglo los deportistas competían sin entrenar. Entrenar estaba mal visto ya que proporcionaba claras ventajas hacia sus rivales. Los corredores entrenados o se les tildaba de tramposos, así de claro, o se les consideraba profesionales y no se les dejaba competir en unos Juegos Olímpicos, por ejemplo, porque "ensuciaban el espíritu olímpico". El espectador veía deporte y veía espectáculo, y quería épica y leyenda... y los deportistas sufrían. Hoy, afortunadamente, se ha superado este trance, y de que manera. Tanto que se ha desbordado el asunto. Los atletas entrenan para competir, y entrenan y entrenan y entrenan... Tanto es así que el que no entrena hasta el límite no vale. Claro, prepararse de otra manera diferente es considerado trampa. Volvemos a las mismas que hace 80 años pero a un nivel superior, y por tanto más peligroso aún, porque cuando esto se supere algún día (ya salió Samaranch queriendo reducir la "Lista"), el aficionado querrá seguir viendo espectáculo, sangre, épica y gloria. Solo que entonces el deportista ya no será deportista porque el deporte ya no será deporte. Será un circo... y no estamos lejos ni desencaminados. El tema actual del dopaje en el deporte es puro cinismo. Si me permiten una licencia demagógica, tratamos a los ciclistas de delincuentes y drogadictos como poco, mientras que por ahí nos tapamos los ojos y los oídos frente a autenticas declaraciones de escándalo en boca de ¿atletas? de primera fila, que se enorgullecen de batir el récord de Home-Rounds con la ayuda de anabolizantes porque así son capaces de hacer feliz a mucha gente, ... de paso que se llenan los bolsillos. El deporte de elite, no es sano. La vida del deportista de elite cada vez es más corta y amargada. El deporte de elite no es deporte, es un trabajo, es un escaparate, es una inagotable fuente de épicas y leyendas, es una tragicomedia global. El profesional del deporte se relaja cuando se retira, disfruta de la vida. Vive. El deportista de elite no es dueño de sí mismo. Pertenece a las audiencias... Afortunadamente, existen las categorías inferiores. Las categorías no profesionales, donde la épica se gesta en el seno de la familia, porque los espectadores son la familia. Afortunadamente, existe el deportista popular, el deportista que llega a la maratón con sus 65 años, y que pasa de los 70 sin achaques gracias al deporte. El deporte es anónimo. El deporte de elite no es anónimo. El deporte de elite no es deporte. Si, el dopaje es malo. Los deportistas que se dopan, ya sean porque se exigen mucho y no aguantan, o porque quieren ganar a toda costa, o porque, atención, se encuentran en inferioridad de condiciones (a que extremos hemos llegado), comienzan con sus achaques a los 40 o 50 o antes en algunos casos. Los achaques puede que no estén directamente ocasionados por los productos dopantes, es más, muchos de ellos tienen pocos efectos secundarios y son consumidos habitualmente por cualquier persona "de a pie" Lo que ocurre es que muchas de estas sustancias mantienen al atleta en un estado de euforia deportiva, de máximo rendimiento, de motor sobrealimentado, de embriaguez absoluta. Así es capaz de mantenerse mucho tiempo muy cerca o por encima de sus limitaciones naturales. Este desmesurado desgaste es el que causa los achaques a edades tempranas. Por otro lado no puede obviarse el extraordinario estress metabólico y fisiológico al que se ve sometido el atleta durante sus entrenamientos y competiciones. Solución: vitaminas, reconstituyentes, dietas al milímetro, preparados alimenticios dignos de Star Trek , masajes y supermasajes, ... , infusiones, cafes, analgesicos y calmantes, ... , las polémicas infiltraciones, ... . Y llega un momento en el que no se sabe cuando se atraviesa la finísima línea que separa el no-doping del doping. Dónde termima el cuidado del cuerpo y dónde comienza el "cuidado del cuerpo". ¿Hasta dónde es honesto llevar el límite de la forma?. ¿Pero por qué se dopan?. Porque yo, espectador, quiero sangre. No me conformo con una carrera. Quiero que lleguen todos extenuados, echando el hígado, cojos, aunque sea infiltrados, pero que lleguen. El cinismo del dopaje. Así que, ¿qué es dopaje?. En realidad no lo sabe nadie exactamente, pero todo el mundo sospecha algo, todos saben por donde van los tiros, y así nos va. Así que frente a las dudas, se hace una lista dinámica de productos, una por país, una por federación, una por organización, donde se añaden y se sacan los productos según avanza la ciencia y la sociedad. El problema, esta es la clave, es que las arbitrarias listas de sustancias prohibidas no se atienen a la realidad del deporte espectáculo. Por un lado se exige todo a una persona que se sacrifica por el espectáculo, se la exprime hasta que NOS haga llorar, por el otro lado no se la da de comer (gimnastas) no se la deja descansar (pruebas por etapas). Los atletas de elite son remeros en galeras. Este cinismo es el que no deja a un deportista que se cure un resfriado como debe. Y si se le cura y por casualidad da positivo, encima le fustigamos. El espectador no perdona errores: los atletas no pueden constiparse. Afortunadamente, se vislumbran visos de mejoría respecto a este tema en concreto. La salud del deportista está por encima de todo, mal nos pese al espectador, y el seguimiento médico está por encima del control antidopaje. Sobre la presunción de inocencia del deportista, claramente no existe (me remito al caso Pantani, aunque personalmente, analizando fríamente y sin prejuicios la situación, tengo mis dudas. Compruebo que hasta a mí me alcanza la polémica). Si puede haberse dopado, entonces es que se ha dopado, dice el espectador. Y la opinión pública mancilla para siempre la carrera deportiva de un profesional. El deportista tiene prohibido equivocarse. Los medios de comunicación deportivos, no hacen más que alimentar esta polémica. La polémica vende, y nosotros caemos en ella como corderitos. Y el deportista acusado, a sufrir. El deportista es humano y a veces se equivoca, pero sus errores se pagan en los periódicos con la cadena perpetua. Con todo esto, no estoy para nada a favor del dopaje. Estoy totalmente en contra. Pero estoy en contra de las listas arbitrarias de productos ilegales, y por encima de todo a favor del deportista. Del deportista como persona humana. Persona como cualquiera. Casos históricos como Ben Johnson no tiene justificación, ni pueden ni deben repetirse. Un deportista de elite es una persona pública, el espejo en el que nos miramos y se reflejan nuestros sueños, y en el fondo el hombre es un animal de costumbres y que imita todo lo que ve y le gusta. Pero incluso aquí nos hemos pasado. Ben Johnson ya ha pagado. Se le mancillo, se le desposeyó de todo, incluso del prestigio y el honor. Fue crucificado socialmente repetidas veces ("Vete de las Pistas" fue la portada del Diario Marca al día siguiente de conocerse el positivo del atleta en Seúl, después de haberle subido a los cielos del atletismo el día antes. Y aún no se le ha dado, que yo sepa su derecho de réplica y defensa en estos mismos medios que le repudian). Fue el cabeza de turco de los esteroides anabolizantes. Un castigo ejemplar. Y es que no tenemos término medio. O elevamos a los deportistas hasta el olimpo, o nos les cargamos con todo el equipo si fallan. El doping MATA. Así de claro. Este es el precio de la gloria. Por eso se prohiben sustancias que son "venenosas", pero claro, falta muchísima información al respecto tanto en el aficionado como en el propio deportista. Opino que se debe de prohibir el dopaje, perseguirlo y castigarlo. Pero castigarlo en su justa medida, sin exageración, y escuchando las alegaciones del deportista. Considerarlo una trampa y punto. Pero nunca debiera de salir de los cauces deportivos. Otra cosa muy distinta es el tráfico de sustancias prohibidas. Esto sí que es delito. Doparse no es delito. Además, existen sustancias muy peligrosas, que aumentan el rendimiento, pero que estando prohibidas, aún no pueden detectarse (me acuerdo ahora del PFC). Insisto con esto, sobre el verdadero significado de la palabra Doping. No podemos reducirlo simplemente a unas listas de sustancias que no pueden ni olerse. Por la propia naturaleza de las sustancias, el actual desarrollo de los métodos de análisis, la investigación de vanguardia en laboratorios farmaceuticos, y los nuevos avances que se producen en bioquímica, biología molecular y genética, es imposible atajar este problema de raíz, actuando sobre los resultados-productos. Dice el refrán que hecha la ley, hecha la trampa, y los controles van muy por detrás de las nuevas sustancias, que por supuesto no existen, ya que no están catalogadas ( y mucho menos testadas según protocolos médicos en humanos, que se sepa). No seamos ingenuos. Para muestra, de la arbitrariedad de la etimología del Doping, un botón: (Se abre el debate). Sobre el hematocrito alto, que según sabían nuestros abuelos, puede conseguir con un entrenamiento adecuado en altura de 3 semanas, con los mismos resultados que una terapia con Epo, pero más barato, ¿Es esto éticamente correcto deportivamente hablando?. Si prohibimos la Epo, que por otro lado aún es indetectable ( que salva fulminantemente las vidas de los anémicos enfermos con insuficiencia renal crónica), ¿debemos de prohibir el entrenamiento en altura? (Y así todos los deportistas de La Paz nunca jamás serán admitidos en el mundo de los deportistas profesionales). También vale el asunto para las permanencias en cámaras hipobáricas ¿Es esto "ilegal" o solo "inmoral"? Lo único cierto es que es muy caro y sólo está al alcance de unos pocos. ¿Y las autotransfusiones de sangre, si efectivamente sirven para algo?. Lo realmente peligroso del hematocrito alto (>50-55%) es el riesgo de embolias en capilares de tamaño medio, durante el descanso y sueño (cuando bajan las pulsaciones y la presión arterial), así como el esfuerzo extra que se le exige al sistema cardiovascular para impulsar por sus arterias y venas un fluido de consistencia más gelatinosa. Pero todas las personas son distintas, y los efectos no son iguales para todos; Les hay mejor dotados, les hay que se adaptan a un flujo más viscoso, otros se defienden con el 30% toda su vida, rozando la anemia y nunca se quejan... digo con esto que faltan estudios y sobran opiniones, y que el 50% (que número más redondo y mas bonito, como aprobado o suspendido, como medio lleno o medio vacío) no significa nada más que un "porcentaje de seguridad" totalmente arbitrario pues algún número había que tomar como referencia. Y se tomó esa cifra basándose en estudios epidemiológicos de distribución de hematocrito en la población "normal"... que no se yo que se adapte a la escogida, especial y distinguida población, estadísticamente hablando, "deportista-de-elite" (habrá que mirar si los deportistas de elite lo son, entre otras muchas razones, porque se salen de la medía en este aspecto. Algo de esto habrá, o de otras cosas. Lo que es seguro, es que son diferentes a mi persona, que por mucho que yo me cuide y me entrene...). Y lo peor es que este número se escogió bajo presión y con el beneplácito de la crucificada población elite, como una solución rápida a un problema eterno, como una fuga hacia adelante. Y los deportistas, entonces, aliviados y tranquilos. Pero la estadística no suele ir con ellos. Y si se pasan por algún motivo, entonces la opinión pública no tiene pelos en la lengua, ni piedad: O se dopa o no se dopa. O blanco o negro. O aprobado o suspendido. Deporte espectáculo, esta íntimamente unido a la ayuda externa, estoy de acuerdo. Esto es así, y es fruto de una larga historia de búsqueda de éxito, fama, dinero y épica. Hoy más que nunca. Pero no estoy de acuerdo en que esto tenga que continuar así. Y ya me he referido antes hacia donde creo que nos dirigimos si continuamos en este sentido. Por otro lado, la ciencia del deporte, es eso; una ciencia experimental en constante desarrollo y en plena ebullición cuyo fin último es la búsqueda infatigable del máximo rendimiento humano. Y como tal ciencia no va a parar. Esto es bueno pero; ¿Justifica el fin los médios?. ¿Son aplicables todos los nuevos avances al ser humano sólo para satisfacer al espectador? Los nuevos métodos de entrenamiento, las nuevas dietas, hace años estarían vistas con recelos. Hoy son el pan nuestro de cada día. La base del deporte de elite y del deporte base. El deporte de elite no es deporte. Es espectáculo. Y según están las cosas hoy día parece que lo que más sencillo es decir aquello de "El espectáculo debe continuar". ¿Cuál va ha ser el futuro deporte en el que vamos a educar a nuestros niños? ¿Querremos realmente que nuestros hijos lleguen a ser deportistas famosos si el deporte de elite es ya como una "pasarela de moda"?.

CAMINOS CRUZADOS



Terminó la Lieja-Bastogne-Lieja. Terminó la primavera de las clásicas. Terminó la rueda de prensa y el ganador, el rehabilitado Alexander Vinokúrov, dejó, dicen los que allí estaban, escapar un suspiro de alivio que sonó más fuerte que su grito de alegría al cruzar en solitario la meta en lo alto de Ans por segunda vez en su vida.
Del doloroso trance -la primera comparecencia ante la escéptica prensa internacional después de su regreso en agosto pasado a la competición tras cumplir dos años de sanción por una transfusión de sangre en el Tour 2007- salió Vinokúrov, de 36 años, con varios posibles titulares, todos un canto a las segundas oportunidades, a la vida limpia, al deseo de revancha como fuerza íntima que complementa el trabajo y el talento: "Quiero demostrar que se puede ganar sin dopaje", "Esto ha sido una hermosa revancha", "No, aunque sigo yendo a entrenarme al Teide no sigo con el doctor Ferrari", "Condeno el dopaje, por supuesto", "He cumplido un sueño en Lieja, ahora, en el Tour, lo daré todo por Alberto, después, seguramente me retire"...
Ajenos a sus sudores fríos, a su regreso al pasado, Alberto Contador, compañero de Vinokúrov en el Astana y ayer gregario de lujo -una contra del chico de Pinto en la Roche aux Faucons para frenar a Andy Schleck y a Gilbert reventó al grupo: fue el caldo de cultivo para el posterior ataque de Vinokúrov y Kolobnev que sembró la zozobra definitiva entre los demás-, y Alejandro Valverde -en el día de su 30º cumpleaños, ayer, y tras superar una caída en la que se magulló todo el costado derecho, una vez más fue de los mejores: terminó tercero tras sufrir la inacción de Evans y Gilbert, sus compañeros de trío, en persecución de Vino y Kolobnev-, dos campeones que vieron sus rutas cruzarse en las colinas de las Ardenas, pensaban ya en el día siguiente. En las vacaciones y en la condena a seguir trabajando, respectivamente.
"Ahora, a descansar", dijo Contador, cansado y "contento" de su primer serio asalto a las clásicas -tercero el miércoles en la Flecha, décimo ayer en Ans pese al sacrificio- y sabiendo que no volverá a ponerse un dorsal hasta dentro de 41 días, hasta el 6 de junio en que comience la Dauphiné Libéré. "Me iré de vacaciones", dijo Contador, "pero también aprovecharé para recorrer las etapas más importantes del Tour. Hablaba de los Pirineos, de los Alpes y, también, del pavés, de los tramos de la París-Roubaix que entrarán en el Tour y que descubrirá mañana con el mismo modelo de bicicleta con el que Cancellara los convierte en autopista. "Pero con otras piernas", dice Contador, que considera "acertadísimo" un cambio de calendario que le depositará en el Tour con apenas 31 días de competición, para alcanzar la tercera semana, la decisiva, como el año pasado, fresco como una lechuga.
De ellos, ya ha cumplido 22 desde febrero. En ellos ha ganado tres vueltas, dos etapas, un podio y un top ten en una gran clásica.
Los 31 días con los que llegará el chico de Pinto al Tour los ha sudado ya Valverde, que no sabe si correrá la grande boucle y que corre, disputa y gana todo lo que puede en una suerte de estajanovismo acelerado, ciclista en el corredor de la muerte, a la espera de que la Unión Ciclista Internacional (UCI), avalada por un laudo del Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), extienda a todo el orbe la sanción de dos años que le impuso el CONI para correr en Italia por sus tratos con Eufemiano Fuentes, el mago de la Operación Puerto, en sus tiempos del Kelme, hace ya seis años.
Mientras la misma intolerancia que crucificó a Vinokúrov tras su victoria considera un escarnio que el murciano siga corriendo, y encima a gran nivel, los aficionados con corazón y, evidentemente, los dirigentes de su equipo, que consideran su caso la "mayor injusticia" que conocen, se admiran de la gran capacidad mental de Valverde para seguir corriendo como si nada. "Pese a la injusticia, ahí está, peleando en todas las carreras para ganar", dice su director, Eusebio Unzue. "Ahora se ha ido en coche a Suiza, para correr de martes a domingo la Vuelta a Romandía. Y así mientras pueda". En los 31 días de competición de un curso iniciado en enero en Australia, Valverde ha ganado tres carreras, ha quedado segundo en nueve y tercero en cinco: más de la mitad del año en el podio.

jueves, 15 de abril de 2010

¿PUEDE CANCELLARA GANAR EL TOUR?


Tras la exhibición dada en la ‘Ronde’ –prometo no volver a utilizar esa absurda pero extendida denominación de Tour de Flandes- y en la París-Roubaix, ha comenzado a flotar sobre el mundillo ciclista la pregunta del millón: ¿Puede Cancellara ganar el Tour de Francia?

Cyclingnews ha sido el primer medio en realizar un análisis en amplitud sobre las posibilidades del suizo, aunque primordialmente centrado en las valoraciones realizadas por Aldo Sassi, en La Gazetta dello Sport, el preparador físico italiano que le llevó al Mapei como ‘neo’ en 2001.

Aquí está el artículo completo, pero de forma resumida Sassi apuesta a que puede llevar el maillot amarillo en París; para ello “tiene que perder seis kilos, tres de ellos de masa muscular. Si se pone en 70 kilos puede lograrlo en función del trazado del Tour”, añadiendo que su tipología le recuerda a la de Miguel Indurain, aunque hay un ejemplo más cercado, el de Bradley Wiggins, cuarto el año pasado. En todo caso está por ver si el británico puede seguir perdiendo peso y ganando plazas; sin disminuir su fuerza en las cronos y a la vez aumentando su aguante en la alta montaña.


Cancellara no sube mal, a base de fuerza, claro está, y ya demostró que puede ir bien en carreras por etapas con puertos, concretamente en la Vuelta a Suiza, aunque la edición que ganó estaba bastante ‘descafeinada’. No obstante, la carrera helvética tiene poco que ver con la francesa. Y es que, aparte de la potencia –que no debe perder si quiere seguir siendo decisivo en las cronos- y de la ligereza –que tiene que adquirir para no perder su ‘chance’ en las cuestas-, hay otro factor fundamental, la resistencia. Y es que el Infierno ciclista –no el del Norte- está lleno de corredores que no pudieron o supieron asumir eso de las tres semanas.

Tampoco debemos olvidarnos del equipo, algo que cada vez tiene más importancia a la hora de afrontar un gran objetivo. Y si no, que se le pregunten a Contador, por toda la murga que le están dando acerca de la ‘capacidad’ de Astana. En el caso de ‘Espartacus’, mucho nos tememos que la compatibilidad con los Schleck, sobre todo con Andy, es aún más problemática –en ese horizonte del Tour- que la del de Pinto con Armstrong, ya que son dos tipos de corredores totalmente diferentes, lo que exigiría arroparlos con gregarios de diferentes características, incluso contrapuestas. Y la táctica en carrera sería muy distinta. Claro está que si los luxemburgueses forman su Team Schleck, el camino quedaría despejado. Habría que esperar hasta 2011, pero no creo que nadie se plantee seriamente que Cancellara pueda salir a luchar por el Tour 2010.

Sin embargo lo que más miedo me da en esta historia es que al final terminemos con un ciclista ‘top five’ en el Tour, que a base de muchas circunstancias positivas y ninguna negativa, pueda aspirar al podio e incluso ganar, aunque solamente en una conjunción astrológica irrepetible. Y es que hay y ha habido muchísimos casos así en el pelotón, la mayoría fracasados. Y que a cambio, dejemos de disfrutar con ese portento de la naturaleza, capaz del doblete histórico Flandes-Roubaix; de pulverizar el récord de la hora con una pierna –Moser ‘dixit’-; de afrontar con garantías las clásicas de los Ardenas –para mi es el único ciclista en activo con capacidad para ganar los cinco ‘monumentos’-; o de seguir sumando Mundiales, y no sólo contrarreloj, también en línea.

No se si “el potencial físico y mental para seguir evolucionando hasta limites insospechados” de Cancellara, en palabras de Sassi, estará mejor orientado a estos objetivos, que a algunos les parecerán secundarios, que a tener un papel secundario –valga la repetición- en la ‘grande bouclé’. Entonces la pregunta del billón sería: ¿Merece la pena que Cancellara pueda ganar el Tour de Francia?

En todo caso, aquí tenéis este interesante hilo, para que tiréis de él si tenéis ganas de conocer ‘la opinión de la calle’, aunque la comparación Contador vs Cancellara o la determinación sobre si el suizo es el número uno mundial me sobra.

lunes, 12 de abril de 2010

ESPARTACO VUELVE A GOLPEAR



Cuando Fabian Cancellara se impuso hace tres semanas en el GP E3 con un ataque a dos kilómetros de la meta en las narices de Flecha y Boonen, sus rivales pensaron que el domingo siguiente en el Tour de Flandes, el suizo pagaría el derroche de energía; cuando Cancellara ganó en Flandes con un ataque en el Molenberg, a 44 kilómetros de la llegada, en las narices de Boonen, que aguantó a su rueda sólounos kilómetros más, y Flecha, los demás corredorespensaron que sería imposible que al tremendo panadero de Berna le quedaran fuerzas para la París-Roubaix del domingo siguiente; después de que Cancellara dominara ayer el infierno del norte con un ataque a 50 kilómetros de la llegada en las narices de Flecha y Boonen, una leyenda urbana comenzó a cobrar cuerpo rápidamenteen las severas y oscuras duchas del velódromo de Roubaix, donde los cuerpos castigados por el pavés y la decepción recibían una cura de gel y agua caliente: ¿no os habéis fijado en que Cancellara ha cambiado de bicicleta en Flandes y aquí también justo pocoantes de desnudarnos con sus ataques?, se decían unos a otros, pues lo hacía porque le tenían preparada una bicicleta con un motorcito escondido entre las bielas.
Algunos se reían, otros no se lo tomaban a broma; la mayoría, en todo caso, después de pensarlo un rato bajo el chorro de agua, concluía que no encontraban razón mejor para comprender la aplastante manera en la que Cancellara- uno de los mejores contrarrelojistas de la historia, un hombre de potencia descomunal -ha dominado la temporada de las clásicas flamencas, que terminó con una segunda victoria en la París-Roubaix, cuatro años después de la primera, en la que, después de dejar que Boonen exhibiera inútilmente sus fuerzas en el bosque de Arenberg y en otros tramos lejanos, atacó a su estilo -el corredor conocido como Espartaco por su fortaleza aceleró sin levantar el culo del sillín, sin descomponer la figura, como quien hace spinning en el gimnasio, el tronco inmóvil- en el asfalto que da entrada al pavés de Mons-en-Pévèle, uno de los más duros. A Boonen, su ataque le cogió mal colocado, a los demás, incluido Flecha, les dejó boquiabiertos; a todos, resignados a pelear por la segunda plaza un día más. "Hay que ser fuerte, sí, para hacer lo que hizo Cancellara, pero, sobre todo, hay que tener valor", dijo Flecha, que terminó tercero después de atacar en el Carrefour de l'Arbre, el tramo que antaño, antes de Cancellara era el decisivo. para la victoria.A Flecha sólole siguió Hushovd, más rápido y más rácano, que le batió fácilmente en el velódromo, donde Flecha, la moral recuperada tras el golpe psicológico que recibió del ataque de Cancellara en Flandes, aplaudió irónicamente el esfuerzo para quedar segundo de su rival noruego, a 2m de Espartaco.
Terminado Flandes, llegan las Ardenas el próximodomingo (Amstel Gold Race), donde entrarán en acción otros corredores, incluidos los hombres Tour, como los Schleck, Contador y Valverde. Se encontrarán también con Cancellara, quien no oculta que su mayorambición de igualar a Merckx y De Vlaemink y ganar los cinco monumentos (San Remo, Flandes, Roubaix, Lieja y Lombardía). Con la San Remo de 2008 ya lleva tres. Y con sus piernas y pulmones -y el motorcito desu bici motorizada- no debería sufrir para completar los cinco.

lunes, 5 de abril de 2010

LOS OJOS DE LA CAPILLA


Lo vivido hoy en el Tour de Flandes, justifica y representa a grandes rasgos este deporte y la belleza sin igual del mismo. El espectáculo y sus protagonistas estuvieron acorde con la cita, con la mística que destila la carrera, y la épica histórica de la misma. Y es que, quizá no halla palabras, pluma, e incluso las teclas de este ya vetusto teclado, para adjetivizar lo ocurrido en la dura y emblemática rampa adoquinada del Kapelmuur (El muro de La Capilla), donde el suizo Fabian Cancellara, asestaba el golpe definitivo para hacerse con su primer monumento flamenco y tercero en su cuenta particular, de los cinco denominados como tal, al ciclismo.Espartaco, apelativo con el que es conocido el corredor helvético, prosigue con su acercamiento y obcecación de ser el primer no belga, en conseguir los cinco cetros monumentales, y para no desentonar con la armonía de sus victorias precedentes en Paris - Roubaix y Milán - San Remo, su triunfo en Flandes no podía ser menos, que una exhibición portentosa a las que el corredor de Berna empieza a mal acostumbrarnos, retrotrayendo un ciclismo de otra época,Con el ambiente patrio-festivo habitual, partía de la Plaza del Mercado de Brujas, la 94ª Edición del Tour de Flandes, envuelta entre oscuros nubarrones y el brillo del suelo mojado por la lluvia. Con 262 kilómetros por delante, entrampados por los angostos y adoquinados muros que llevan a Meerbeke, se ponía en marcha un pelotón compuesto por más de 200 corredores, del cual saltaban Michele Merlo (Footon - Servetto), Mikhail Ignatiev (Katusha), Olivier Bonnaire (Bbox - Bouygues Telecom), David Boucher (Landbouwkrediet), Nicolas Rousseau (Ag2r - La Mondiale), Joost van Leijen (Vacansoleil), Floris Goesinnen (Skil - Shimano) y el español Vicente Garcia Acosta (Caisse d’Epargne), conformando la fuga del día, que llegó a contar con una renta máxima, superior a los 10 minutos, que se fue evaporando a medida que se sucedían los temibles bergs, muy especialmente gracias al empeño del conjunto Saxo Bank, al que ayudaba timidamente en la labor, los británicos del Team Sky en cabeza de pelotón.Los primeros muros (Kluisberg y Knokteberg) eran sorteados sin aparentes problemas, aguardando para el inminente y temible encadenado, Oude Kwaremont-Paterberg-Koppenberg, que empezaría a clarificar la situación de carrera, desmembrando el pelotón en pequeños grupos, que hacían lo indecible por volver a entrar.El tríptico adoquinado posterior, compuesto por Steenbbekdries, Taaienberg y Eikenberg, hacia concesiones al reagrupamiento, mientras al frente comandaba Sky arropando e imponiendo el ritmo que le convenía a su jefe de filas Juan Antonio Flecha.Con los escapados ya engullidos por el gran grupo, y antes de llegar a uno de los puntos claves para el desenlace de la carrera, hubo una sucesión de tímidos ataques, ejercidos por el aussie Matthew Hayman (Team Sky), con clara intencionalidad de ejercer posteriormente de enlace para su líder, o del mismísimo Lance Armstrong (RadioShack), al cual no dudaron en saltar a su rueda Philippe Gilbert y el propio Tom Boonen.No solo esos tímidos ataques acapararían el protagonismo antes de llegar al decisivo Molenberg. Una serie de infortunios mecánicos a diversos corredores como Lars Boom (Rabobank), Thor Hushov (Cervélo) y muy especialmente el campeón danés Matti Breschel (Saxo Bank), que se había mostrado con suficiencia en los muros anteriores, daban al traste con sus opciones, o más importante aún, con la labor táctica a desempeñar en función de su compañero Fabian Cancellara, para la búsqueda de una hipotética victoria. Con el peón principal de Saxo Bank fuera de juego, la iniciativa en el citado Molenberg pasaría a ser propia por parte del rey del tablero del conjunto danés, que ponía un fuerte ritmo en los pocos más de 300 metros adoquinados que comprenden el sector, al que únicamente Tom Boonen sería capaz de seguir, no sin titánico esfuerzo de por medio.
Ambos corredores ataviados con sus respectivos maillots de campeón nacional, encaraban los últimos 44 kilómetros que restaban a meta en perfecta sincronía, que hacia aumentar las diferencias con el grupo perseguidor compuesto por diez hombres, Philippe Gilbert, Sebastian Langeveld, David Millar, George Hincapie, Leif Hoste, Bjork Leukemas, Johnny Hoogerland, Juan Antonio Flecha y los compañeros de Boonen, Maarten Wynants y Stijn Devolder, que ejercian de freno ante los diversos arreones que se producian en el grupeto. La falta de entendiento de éste, ocasiono el intento desesperanzado en solitario del brítanico Millar, que poco después recibiría la compañía de Leukemans y Gilbert.Sorteados los tres escollos, Leberg, Berendries y Tenbosse, con más de un minuto sobre el trio perseguidor, el campeón belga y el suizo se acercaban inexorablemente, al eterno e inapelable juez de la contienda, el Kapelmuur, engalanado nuevamente para la ocasión, con el fervor y la pasión desatada, que vive la región del norte de Bélgica, ante su gran escaparate a ojos del mundo.Seria justo en el tramo más duro del muro, donde Fabian Cancellara dejaría una imagen ante miles de retinas, que a buen seguro será archivada por las mismas pupilas y de paso para los anales de la historia del ciclismo y en su defecto a la de la propia carrera, subiendo a un ritmo demoledor sin levantarse del sillin de su bicicleta, ante el cual el ídolo local, no pudo más que acompañar con la mirada mientras se retorcía en el rudo adoquín de Geraardsbergen.Localidad que veía como el corredor helvético, se dirigía a la última dificultad empedrada de la jornada, el Bosberg, que encaró con más de un minuto sobre el ciclista belga, quien en un alarde de orgullo se rehizo del "shock" anterior, para no acabar siendo alcanzado por Leukemans y Gilbert, que amenazaban peligrosamente con hacerlo.Con todo decidido, Cancellara se postraba en solitario en la larga recta de Meerbeke, para recrearse tranquilo y lleno de jubilo a la vez, tras una exhibición histórica sin paleativos, que hizo que se cumplieran con creces las espectativas creadas. Boonen llegaba a 1'15" del corredor suizo, mientras que Gilbert se imponía con facilidad a su compatriota Bjork Leukemans, por el tercer puesto.Ni las palabras, las vetustas teclas, las letras ni las más excelsas plumas, podrán definir lo indefinible de lo memorable, miles, tal vez millones de retinas, de pupilas archivadoras podrán atestiguar con el tiempo lo acontecido el primer domingo de abril de 2010, pero solo unos ojos serán imperturbables, sigilosos y mudos con la historia una vez más. Los ojos de La Capilla.