martes, 6 de septiembre de 2011

EL RODILLO NUESTRO POTRO DE TORTURA


Esta es la frase que, con diferentes matices, pronunciamos todos los que nos vemos obligados a entrenar durante muchas jornadas en algún rincón de la casa dando pedales sobre esta especie de máquina de tortura que, para nuestra desgracia, encima es muy eficaz.
Si hablamos de rodillo, la palabra invierno no estará demasiado lejos: acabas de llegar a casa, es de noche, la familia te apura porque hay que cenar, pero no puedes perdonar tu entrenamiento. Hoy, además, te tocaban series de potencia de 5 minutos… y no lo puedes dejar para otro día. El culote está frío, el sillín duro, las zapatillas te dan escalofríos, pero no puedes abrigarte porque sabes perfectamente que, entre el minuto 8 y 10 de darle a los pedales, vas a comenzar a sudar como un Nazareno.
Ya no hay vuelta atrás, has cogido el ritmo, la frente se llena de gotas de sudor y las piernas parece que responden. En este momento imaginas que estás pedaleando en un llano y que los 45 km/h que marca la consola del rodillo son de verdad… ya has estabilizado los 200 vatios. Pero al puñetero cronómetro parece que le afecte el frío y dice que sólo llevas 20 minutos dándole a las bielas ¿hoy tocaba una hora, verdad?
El cronómetro dice que ya han pasado 31 minutos.
Eres el mejor, menudas sensaciones tienes ahora mismo. Lástima que en el primer repecho que afrontes el próximo fin de semana volverás a sufrir como un cafre y te cuestionarás lo de la utilidad de las horas de rodillo que has metido esta semana para el cuerpo. Pero como lo pone en tu plan de entrenamiento, ahora te toca subir la intensidad a 250 W durante 5 minutejos. Ya has leído en unos cuantos sitios que los cuadros de carbono se rompen si esprintas haciendo rodillo, por lo que para pasar de 200 a 250W eres más cauto que si estuvieras lavando las copas de esa vajilla cara que sólo se saca para Nochebuena. Cuando estabilizas 250W en el puñetero relojito ya ha pasado medio minuto, entonces te preguntas ¿los 5 minutos son a partir de ahora o se cuenta desde que iniciaste el cambio de ritmo? Es igual, te sientes pletórico y, si por ti fuera, ¡pedalearías media hora a esa potencia! Ya, eso es lo que te imaginabas, pero cuando ha pasado el primer minuto, los condenados dígitos están más tiempo en 248 que en 253: aprietas fuerte el manillar (el pobre defenestrado que siempre paga nuestro ímpetu) y consigues mantener tus previsiones a duras penas.
Ya no sabías de dónde sacar energía de reserva para que los numeritos no bajasen de la odiosa cifra de los 250W, pero al fin has conseguido que la serie de potencia de 5 minutos se completase con éxito. El manillar está empapado, has puesto el suelo perdido de sudor y los auriculares se salen de los oídos debido a que eres una especie de fuente continua. Echas mano de la toallita, te secas un poco y, cuando regresas a tu concentración rutinaria, te das cuenta que, de repente, esta odiosa máquina ha bajado a 180W. Miras el cronómetro: 44:38 ¿todavía? Esto se empieza a poner crudo: las piernas duelen y ves los 200W de chiripa, pero hasta aquí has llegado a base de testarudez y estás a un cuarto de hora del final.
Ya has mandado el MP3 al otro lado de la habitación (¡y que nunca se rompe el jodío!), los gemelos se acalambran, los cuádriceps tienen cristalitos dentro y las partes nobles, por lo que escuecen, deben estar como las de un mandril. 55 minutos, esto ya está casi superado, pero ahora los segundos van a cámara lenta. Intentas cerrar los ojos y ponerte metas para abrirlos cuando haya pasado el tiempo que queda de rodillo, pero cada vez que se ilumina tu mirada apenas ha pasado medio minuto.
Se acabó, ya ha llegado el final. Sueltas las piernas, compruebas las medias logradas en la sesión y preparas la retirada, pero estás tan cansado y dolorido que se te hace un mundo pasar la bayeta por el suelo, guardar la bicicleta y desplazarte a la ducha.
Alguno os preguntaréis ¿y si entrenar habitualmente en el rodillo supone tanta tortura, porqué lo hacéis? Se me ocurren mil argumentos, pero sólo voy a citar uno: porque esta noche soñaré con la ruta que voy a hacer el fin de semana, intentando dar la talla en cada una de las partes del recorrido aguantando lo que pueda y mas del paquete. Esta rutina de rodillo es la que nos va manteniendo la forma durante el año, ya que nuestro horario laboral no nos permite tocar la carretera nada mas que los fines de semana y pensar que hasta corremos carreras con este simple entrenamiento DE LOCOS!!! Todo es cuestión de planificación y mentalización eso si y de mucha mucha afición por este cacharro que se llama BICICLETA.

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