martes, 23 de marzo de 2010

LA INCERTIDUMBRE DEL CASO VALVERDE


Después de leer con detenimiento el fallo del TAS, el que corresponde a la vista de enero pasado, el que juzgaba el recurso interpuesto por Alejandro Valverde contra la sanción del CONI, un organismo al que consideraba 'no competente' para sancionar a un deportista no italiano ni federado en Italia, soy de la opinión de que el ciclista murciano tiene muy difícil salir vivo de este proceso, aunque sigo sin estar convencido de su culpabilidad, como tampoco de su inocencia, si bien mientras no se demuestra lo contrario estimo que debería prevalecer esta última.Digo esto porque entre tanto juicio, tantos abogados, tantos testigos, tantas pruebas y tantas leyes (españolas, italianas, suizas...) y reglamentos (WADA y UCI) a interpretar y tener en cuenta, parece que todos se han olvidado de lo principal: determinar con exactitud, sin lugar a dudas, si la bolsa 18 de la Operación Puerto pertenece o no a Valverde. Los italianos dicen que sí; los españoles, que no. ¿Tanto costaría hacer una nueva prueba de ADN, en un laboratorio neutral y con la presencia de todas las partes, para que de una vez por todas se conozca la verdad? Porque si es su sangre -plasma, mejor dicho-, una sanción sería más que lógica, pero si, como afirma el murciano, no lo es, alguien debería pagar por el calvario por el que está pasando el ciclista español en los últimos años.¿Por qué hay que creerse la versión del CONI si la prueba de ADN la hicieron sin las más mínimas garantías? Porque, cuando está en juego el futuro de una persona, hacer una prueba de este tipo sin su presencia, o la de sus técnicos, no parece lo más justo. Cualquier control antidopaje contempla la presencia del deportista, cuando el ADN es algo mucho más serio. ¿Por qué, igualmente, tenemos que creer la versión de Valverde si, como es obvio, se está jugando su carrera y puede que no diga la verdad? Lo dicho: la prueba del ADN es la que puede dar o quitar razones y, sin embargo, no se ha hecho, algo que, lejos del ámbito jurídico en el que se mueve el TAS, no entienden los aficionados ni la opinión pública en general.Lo curioso del caso es que Valverde no se niega a hacer la prueba del ADN, que suele ser lo más normal, sino más bien todo lo contrario. En 2007, de hecho, firmó la 'Carta por un Nuevo Ciclismo' que exigía la UCI, y que contemplaba esta posibilidad; y más recientemente, durante el juicio de enero ante el TAS, también se ofreció a someterse a la 'prueba del algodón' siempre y cuando se hiciera en un laboratorio neutral, por ejemplo en Suiza, algo a lo que el CONI se negó. Que los italianos se negaran, al fin y al cabo ellos ya la habían hecho, tiene un pase, pero es inexplicable que el TAS no obligase a las partes a repetirla cuando su coste no es elevado y, como decía al principio, es la clave del proceso. Puesto que el juez Serrano, el de la Operación Puerto, y la mismísima Audiencia Provincial de Madrid, ya han dicho que nadie puede disponer de las pruebas, ¿tanto costaría confrontar el ADN de Valverde con la muestra que se llevaron los italianos, legal o ilegalmente, que eso ahora es lo de menos, del laboratorio de Barcelona?En vez de eso, tanto en la primera vista, la de enero, como en la segunda, la de la semana pasada, hemos tenido pruebas que nadie sabe a ciencia cierta hasta qué punto son válidas, hemos tenido mil testimonios distintos, a favor y en contra, hemos tenido distintas interpretaciones de la ley..., pero en mi opinión sigue faltando lo esencial: saber con exactitud, sin lugar a dudas, si el plasma de la bolsa 18 de la Operación Puerto es de Valverde. Si, como dicen los italianos, es suyo, una sanción sería lo más lógico, pero si no... Por desgracia, sin embargo, todo parece indicar que Valverde ha sido juzgado y casi sentenciado sin pruebas suficientes, porque lo que hay no pasan de ser meros indicios.Como explicaba al principio, el fallo del primer juicio del TAS -el del segundo no se conocerá antes de un mes- es mortal para Valverde. Distintos abogados españoles -he consultado cuatro- lo consideran aberrante, porque jurídicamente, coinciden, no se sostiene. "Es como si la decisión la tuvieran tomada de antemano y a lo único que se han limitado después es a argumentarla", reconoce alguno. "Es la muestra más evidente de que el TAS no es un órgano independiente, sino muy dependiente", dice otro. "Flaco favor han hecho con este fallo a la reputación y el prestigio del TAS", añade un tercero. Tengan o no razón, lo cierto es que el auto es favorable en todo, absolutamente en todo, a las tesis del CONI, que hasta el momento y salvo que el Tribunal Federal Suizo diga lo contrario -los abogados de Valverde recurrieron de antemano la composición del Jurado, ya que uno de los árbitros, el alemán Ulrich Haas, había trabajado estrechamente con la WADA, que era parte implicada en la causa-, está ganando por goleada. Habiendo un fallo previo como éste, me extrañaría que el Jurado del segundo juicio del TAS dijera lo contrario, luego...Sólo el Tribunal Federal Suizo podría cambiar las cosas. Primero si entendiera que Ulrich Haas nunca debió formar parte del Jurado, lo que dejaría sin efecto el fallo (menudo escándalo sería); después, si Valverde y sus abogados decidieran recurrir también el veredicto. No obstante, según me cuentan, sólo en una ocasión el Tribunal Federal Suizo ha revocado una sentencia del TAS, luego tampoco este camino parece fácil. Ahora mismo, sin embargo, es la única esperanza que le queda a Alejandro, ya que para recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en la creencia de que se han vulnerado sus derechos, se necesita antes una decisión de los jueces helvéticos.Valverde, mientras tanto, sigue entrenándose, intentando, cada vez con menos éxito, aislarse del mundanal ruido que amenaza con llevárselo por delante. Aunque prepara actualmente su participación en la Vuelta al País Vasco, su calvario empieza a ser tan duro que, a veces, en los momentos bajos, casi desea que le sancionen aunque se sienta inocente, porque no acaba de ver luz al final del túnel. Además, piensa que, aunque le sancionen, "volveré y seguiré ganando". A la espera de que se pronuncie por segunda vez el TAS, la UCI tiene la palabra, ya que podría extender la sanción del CONI a nivel mundial.Las informaciones que anunciaban que, para librarse, había culpado a Ángel Vicioso, su ex compañero y amigo, han sido la puntilla. La realidad, sin embargo, es otra bien distinta, ya que no fueron ni Alejandro ni sus abogados los que, en el primer juicio del TAS, apuntaron a la posibilidad de que el número 18 correspondiera a otro corredor, en este caso al maño, sino uno de los testigos, una persona que por su cargo en aquellos tiempos tenía la obligación de conocer al dedillo el dossier de la Operación Puerto. Cualquiera que tenga la investigación policial en su poder, y a estas alturas ya la tiene medio mundo, puede no obstante comprobar que el nombre de Vicioso se relaciona con la carpeta 18 en la documentación intervenida a Ignacio Labarta. Parece, no obstante, que carpeta 18 y bolsa 18 son o pueden ser cosas distintas, luego no es éste el camino a seguir, sino, insisto, el análisis de ADN, que es el único que puede determinar con fiabilidad si, por los motivos que fueran, la sangre de Valverde estaba en la trama de dopaje que se conoce como Operación Puerto.

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