miércoles, 10 de septiembre de 2008

EL REGRESO DEL CAPITAN AMERICA

Lance Armstrong volverá en el 2009 a subirse a una bicicleta y ,a pesar de que él puntualiza que lo hace para luchar contra el cáncer, todo los aficionados a las dos ruedas se hacen la misma pregunta: ¿Será capaz de ganar su octavo Tour? ¿Estará en condiciones de luchar contra los Contador, Cancellara, Leipheimer y compañía?. La edad no pasa en balde, ni siquiera para los genios.En un ejercicio rápido de memoria, me viene a la mente el regreso de otro genio: Michael Jordan. Su vuelta a las canchas evidenció que nadie es inmune al paso del tiempo, y al abandono de la rutina de entrenamientos. Siguió dando espectáculo y resultados, pero su estado físico no se acercó al de su primera época. Con Armstrong, seguramente ocurra lo mismo.Tres años sin correr, a sus 37 años, se antojan un lastre demasiado pesado para alcanzar la plenitud física. Y con mayor trascendencia si del deporte que estamos hablando es del ciclismo. Es cierto que la superioridad que demostró durante siete años en la ronda gala fue insultante, que su capacidad de superación (dejó atrás un cáncer) está fuera de toda duda, pero la edad no perdona y las piernas no responden igual cuando les has dado un descanso prolongado.Hay quien pensará que hace tres años, con 34, el estadounidense ya conquistó el Tour sudando lo justo...¿Por qué no con 'sólo' tres años más?. Sencillo: son casi 1.000 días sin preparación, sin la dinámica de carrera, sin vivir por y para el ciclismo. Parece incluso que hasta el propio Armstrong ha querido dejar bien claro que no vuelve para triunfar, sino para luchar por una buena causa. Aunque, conociendo al tejano, suena raro que vaya a conformarse con tener un hueco en el pelotón.Lo que sí es seguro es que con la vuelta de Armstrong aumenta el espectáculo, se acrecenta el interés y sube el número de espectadores que se sentarán a ver el mundo de las dos ruedas por su televisor. Hay que reconocer que ver a Contador junto al rey del Tour en el ascenso al Alpe D'Huez tiene su morbo...

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