lunes, 16 de mayo de 2011

EL CRUCIGRAMA DEL CICLISMO


A quienes nos gusta el ciclismo esta semana hemos vivido unos días extraños. Siempre que se muere un ciclista en carrera hay algo que se remueve ahí dentro. El primer pensamiento que te viene es el de la prudencia, te pones en guardia, alerta. Cuidado con los coches, precaución en las bajadas... después lees, oyes, ves y analizas para llegar a la conclusión de que todo es un contrasentido absoluto. Resulta que a los profesionales les someten a mil controles de salud, un sistema de localización personal permanente (ADAMS) y pasaportes biológicos. Hay una lista de productos prohibidos, tu herramienta de trabajo no debe pesar menos de 6,5 kilos y tengas x dimensiones. Todo -en teoría- por tu seguridad y tu salud... Pero como contrapartida los organizadores de carreras tienen barra libre para idear, inventar y diseñar todo tipo de trampas, emboscadas, recorridos salvajes, puertos sin asfaltar, carreteras de piedra, etapones con más de 6.000 metros de desnivel (el Giro supera los 50.000 metros). Cuanto más duro e inhumano sea todo, más espectáculo. Cuanto más espectáculo, más audiencias y cuanta más audiencia, más publicidad, más dinero. Y en esta cadena quien menos importa es el artista, el que hace que este deporte sea posible. El Anselmo que se juega la vida entrenando todos los días por esas carreteras de Dios para ser mínimamente competitivo.

Pero por debajo de ese primer nivel, hay un juego bastardo de intereses que muchas veces resulta tan incomprensible como contradictorio. Hoy L'Equipe ha filtrado una lista de trabajo de la Unión ciclista Internacional (UCI) que en teoría era secreta. Con la evolución de los valores de los diferentes análisis de sangre del Tour se hace un baremo de 0 a 10. En el 0 se encontraban quienes por sus parámetros sanguíneos se deducía que tenían muy pocas posibilidades de haberse dopado, y a partir de ahí hay una escala ascendente en la que si estás en el grupo 10 tienes "muchas posibilidades" de haberte dopado. Una filtración a esa escala no se ha visto en ningún otro deporte. ¿Dónde está el derecho a la privacidad? ¿desde cuándo unas analíticas son una cuestión de interés público?

Al margen de juzgar a la gente sin haber dado o no positivo, lo curioso es que toda la porquería de dopaje, o la mayor parte se filtra y publica en L'Equipe, que tiene participaciones en ASO, que es la empresa que organiza el Tour, la Vuelta a España y casi un 40% de las mejores carreras que se montan en el calendario. O sea, es un diario que gracias a las filtraciones de un laboratorio o de los propios organizadores critica/despedaza/pone en duda a los corredores que ganan/participan en las carreras de las que vive/participa/beneficia económicamente el propio periódico. Es acongojante, y así va el ciclismo.

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