martes, 8 de junio de 2010

LA PRENSA HUELE A PODRIDO


La verdad no entiendo el empecinamiento, por parte de muchos de los que por naturaleza, deberían defenderlo, en administrar este incesante goteo de excremento, vertido sobre nuestro deporte.

Sin una meta definida y con una intención poco clara, parece que los estamentos deportivos, la prensa y hasta los mismos aficionados, se hubiesen empeñado en desprestigiar a toda costa al pedal y a todo el que pedalea. Dicho sea de paso, las cuitas profesionales, sus negocios y sus luchas intestinas a mí no me afectan. Pero la cosa, llegó a un nivel tal de acciones escandalosas y machaconas campañas, que arrastran por el lodo, lo poco bueno que en él nos queda; que a todo amante de la bicicleta, esto ya le afecta y le interesa.

Indiscriminados ataques, bulos, habladurías, publicaciones dignas de ser procesadas de oficio por los fiscales, aquí todo vale. Una total falta de respeto al deportista y lo que es mas grave, el pringue nos afecta hasta cuestionar socialmente y de manera abierta, nuestro derecho a circular por la carretera. Algo en esencia tan bello: los años de sacrificios, las ilusiones, los sueños, las técnicas, la fuerza plástica del grupo en su desplazamiento, el sentir esa brisa que acaricia el rostro en cada pedalada.


Nada de esto vale, al parecer, en las pruebas deportivas todo se limita al resultado, aquí sólo hay una premisa: ¡Victoria o muerte! Y por desgracia aunque de ello estamos tratando, las victorias no siempre han de ser deportivas. Los despachos, los directivos y la prensa, casi siempre dominan la contienda, a costa de cuanto sea.

No creo que los egos personales y aquí por lo visto de esto vamos sobrados, debieran prevalecer sobre la manifestación deportiva. Pero, organismos de control, patrocinadores, directivos y deportistas. Todos sin excepción practican esta ruleta rusa: si hay que crucificar, se crucifica, si hubiese que apañar, se apaña. Al parecer todo vale, en esta guerra de guerrillas, si mi criterio sale reforzado. Quienes deberían dar ejemplo, solo nos dan tremendas patadas al trasero.

¿Os parece que exagero? ¿Acaso creéis que estoy cargando la tinta? Tan solo en los últimos días y como contrapartida a una antológica edición del Giro, encontramos:
- El bulo que incluso los aficionados ya argumentan y creen, del dopaje mecánico.
- El tan traído, sonado y mil veces penoso y sobado caso Valverde.
- La muerte de tres ciclistas el último fin de semana y un reciente atropello de Luis León Sánchez, que destapan otra vez, nuestra débil condición en el Tráfico rodado.

En esto andamos, compañeros y el camino en vez de engrandecerse, cada día se ensombrece, se acorta y se estrecha. No sé si alguna vez seremos capaces de lavar estas vergüenzas, lo que parece claro es que el ciclismo está cambiando y no me gusta lo que aparenta.

A este paso nos queda poco de rodar por las vías, no creo que sea neura, si os digo que se me antoja, un capítulo más de esta sociedad, que enferma con las teorías de la conspiración y lo peor en ese caso, parece que la hipótesis se demuestra. Ante el empeño de tantos por la demostración, mantendremos el negar la mayor, como respuesta:

¡Viva el ciclismo de carretera!

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