martes, 14 de septiembre de 2010

HEROES DE CARNE Y HUESO


He notado, últimamente, al entrenar por pueblos este verano que la gente, y sobre todo los niños, me miran con la boca abierta cuando paso. En uno de estos días veraniegos tan intensos ciclisticamente hablando que he tenido, mientras entrenaba, saludé a uno de esos niños con la esperanza de que esa noche, al llegar a cenar, diga a su madre: "Mamá, quiero ser ciclista". Y por la cara que puso, estoy seguro de que lo dijo.
Porque nosotros, los ciclistas, somos unos héroes anónimos. Ya puedes ser profesional como cicloturista, que en todos los pueblos cuando pases la gente va a mirarte entre sorprendida y admirada, y los niños dirán: "¡Hala, un ciclista!". Un servidor ha visto como dos niños pedían un autógrafo a Alejandro Valverde y este tan natural como humilde se lo ha dado tan gustosamente a los chavales. Quién viera a estos peques intentando pedir un autografo a cualquier estrella del tan nombrado futbol rodeados de los "famosillos" de este mundo, seria casi imposible acceder a ellos, pero el ciclismo es diferente es humilde, y a la vez muy muy grande, somos una gran familia, seamos de la categoria que seamos.
Nosotros, los ciclistas, somos héroes, sí. Somos héroes cuando nos caemos, como Igor Antón en la decimoprimera etapa de la Vuelta. Somos héroes cuando nos levantamos, como Amets Txurruca en el pasado Tour de Francia. Somos héroes cuando lloramos y sobre todo, cuando lloramos de felicidad.


Sí, somos héroes. Cada uno de nosotros somos héroes a nuestra manera, cada uno de una manera diferente. Para acabar, solo puedo decir gracias. Gracias, héroes, por estar ahí para ser admirados.

No hay comentarios: