miércoles, 26 de mayo de 2010

LA MEJOR GRAN VUELTA EN DECADAS


El Giro de Italia de este año 2010, posiblemente sea la más emocionante de las grandes en lo que va de década –contando la que empezó en 2001, no os vayáis a creer que esta afirmación tiene la trampa del 2010-. Y que, a falta de dos semanas, nos puede deparar de todo. Aunque seguro que los ciclistas que están en Italia no estarán tan ‘mosqueados’ como nosotros por la ausencia del Giro.
Por muchas críticas que reciban los organizadores de La Gazzetta –para gustos, los colores, aunque hay algunos que no pasan de distinguir los tres básicos- podemos decir que muy poco ha sobrado en lo que llevamos de ‘corsa rosa’. Las caídas del inicio holandés –algo habitual por los nervios en los primeros días de cualquier gran carrera, ¿verdad Tour?- y el frío de las primeras etapas, aunque es algo que cabe dentro de lo probable en estas fechas y latitudes. Porque la ‘eroica’ etapa de Montalcino sobre las ‘strade bianche’ fue un absoluto acierto, aunque resultara enfangado; porque el terremoto de L’Aquila, una dosis inesperada y suplementaria de emoción; y porque el Zoncolan fue un recital de ciclismo, dentro de la carretera, pero sobre todo fuera de ella: con paisajes humanos así, nadie puede acusar al ciclismo de falto de futuro.
Y así llegamos a las últimas seis etapas con un español de Talavera de rosa. Y con opciones reales de ganar el Giro. ¿Puede hacerlo? Lógicamente está en mejores condiciones que cuando empezó la carrera, pero peor que el sábado. Todo dependerá quién o quienes sean los rivales que despunten en estos últimos días. Y de los que se vengan abajo, que habrá hundimientos espectaculares. Los 3-33 que lleva al Basso que ayer se exhibió en la subida final no son para estar tranquilos precisamente, pero los 4-43 que saca a Evans, los 5-51 a ‘Vino’ o los 6-08 sobre Nibali permiten ser un poco más optimistas: dependerá de que no pierda la calma, de que no tenga un mal día y que no haya sorpresas fuera del guión. En cuanto a Carlos Sastre, cuarto a 4-21, tiene más a su favor la inteligencia que las fuerzas, que no le sobran. Y si juega bien sus bazas, puede y debe acabar en el podio. Pero no le veo en ganador.
En todo caso, la semana que nos queda es terrible: una cronoescalada de 12 kilómetros con la parte final sin asfaltar, dos etapas de las que engañan, de las que desgastan más por los nervios que por las fuerzas, y dos ‘tapponi’ con finales en alto aunque no demasiado selectivos: lo que asusta de ambos días es el penúltimo puerto de cada una, con nombres tan ciclistas como Mortirolo y Gavia. Ahí es nada. Y para finalizar, otros quince kilómetros de cronometrada, por las calles de Verona, un lugar de inmejorables recuerdos, por cierto, para el ciclismo español.
Todo ello a través de las imágenes de Veo 7 que poco a poco va cogiendo el tranquillo a estas retransmisiones, aunque en todo caso debemos agradecer la apuesta que han realizado por el Giro, por el ciclismo. Porque de TVE, mejor ni hablar: que no puedan o quieran pujar por los derechos de la carrera, es comprensible, es su negocio; pero que se olviden del ciclismo en los telediarios del fin de semana vista la situación de carrera para promocionar exclusivamente ‘su’ motociclismo es inaceptable. O mejor dicho es la prueba evidente de que los medios televisivos ya no son informativos sino que se dedican, en cualquier momento y espacio, a vender sus productos. Pero ese es otro tema.

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